HARRY HOUDINI (debe su apellido a Robert Houdin el padre de la magia moderna y de quien después hablara mal.)
Su familia se trasladó a Appleton, Wisconsin cuando él tenía 4 años de
edad, debido a que su padre había sido designado rabino de una nueva
congregación.
Para ayudar a su familia a superar las dificultades económicas, Erich
empezó a trabajar desde muy pequeño. Cuando tenía 8 años, de edad, trabajó
vendiendo periódicos y lustrando zapatos en las calles. Un día, su padre lo
llevó a ver al Dr. Lynn, un mago viajero; al niño le llamó mucho la atención el
arte de la actuación, y se interesó en éste. Cuando tenía 9 años, Erich y sus
amigos del barrio formaron un pequeño circo, donde él actuaría por primera vez
ante una audiencia el 28 de octubre de 1883 con el nombre de Ehrich, The Prince
of the Air, actuando como contorsionista y trapecista.
Poco tiempo después, el joven artista se marchó de su hogar en busca de
fortuna con circos y actos ambulantes. Duró alrededor de un año fuera de casa,
pero regresó cuando su familia se había trasladado a Nueva York, a la edad de
13 años. Allí, el joven consiguió varios trabajos para ayudar a mantener a su
familia. Utilizaba su tiempo libre para estudiar magia, y competir en varios
eventos atléticos, como la natación. En ese entonces, Erich consiguió un libro
llamado The Memoirs of Robert-Houdin, Ambassador, Author, and Conjuror, Written
by Himself; el libro narraba las memorias del mago Jean Eugène Robert-Houdin, a
quien el joven de inmediato convirtió en su ídolo. Erich Weiss decidió utilizar
desde entonces el apellido del mago, añadiéndole una i al final para indicar
parecido a Houdin.
Si bien empezó como trapecista en 1882, se dedicó finalmente a la magia.
Aunque era profesional en todas las ramas de la magia, era conocido por sus
escapismos imposibles, gracias a una gran resistencia física que adquirió con
una fuerte preparación que consistía en trotar y en una fuerte rutina de
natación; esta rutina física la inició desde muy temprana edad uniéndose a un
club de atletismo, y continuó con ella hasta el final de sus días.
Adquirió asimismo una gran erudición en historia de la magia y llegó a
acumular una formidable biblioteca especializada en la materia, que
posteriormente legó a la Biblioteca del Congreso de Washington. Al morir su
madre, quedó tan afectado por quienes explotaban la credulidad de la gente
diciendo poder contactar con difuntos del otro mundo que consagró su vida a
desenmascarar a los médiums, reproduciendo y denunciando sus trucos y
publicando artículos en revistas sobre sus trucos y la psicología del engaño.
Concebía la magia como un espectáculo en sí misma y demostró gran
habilidad para liberarse del interior de cajas fuertes arrojadas al mar, de
camisas de fuerza colgado boca abajo de rascacielos, y de toda suerte de
esposas, cuerdas, baúles cerrados con candados y cadenas de cualquier tipo.
Antes de morir, preparó una prueba definitiva contra su tan aborrecido
espiritismo. Creó un código que comunicaría a su mujer si le era posible en el
plazo de diez años tras su muerte. Se dice que ningún médium consiguió
comunicarle el código correcto.
Origen[editar · editar fuente]
Su familia judía emigró a Estados Unidos, donde se nacionalizaría poco
después, cuando sólo tenía cuatro años. Vivieron en Appleton, Wisconsin y
posteriormente se mudarían a Nueva York. El pequeño Erich no tuvo una infancia
fácil, ni una educación formal y las dificultades eran algo habitual en la
familia. Hay quien dice que a los 11 años trabajó como aprendiz de cerrajero y
se sabe que pasó por algún circo como contorsionista, además de hacer de
mensajero y hacer algún número en los espectáculos de extravagantes. Siempre
tuvo un gran apego por su madre, algo que marcó su vida y que a veces llegaron
a calificar en cierto modo de «enfermizo». Uno de sus cuatro hermanos, Hardeen,
le ayudaría intermitentemente en sus primeras presentaciones de magia a los 15
años. Leyó y aprendió todo lo que pudo al respecto; de hecho el nombre
artístico que tomó fue un homenaje al mítico Robert-Houdin, considerado el
«padre de la magia moderna».
Aunque comenzó su carrera como mago chistoso haciendo juegos de cartas y
otros efectos, pronto comenzó a considerar practicar el escapismo. En aquella
época algunos espiritistas invocaban fantasmas mientras permanecían atados,
para evitar sospechas de fraude. Houdini comprendió que se liberaban
secretamente para manipular la escena con efectos mágicos, que aseguraban eran
reales. Houdini decidió que tal vez «escaparse» podía ser un número en sí
mismo.
Efectos (trucos)[editar · editar fuente]
Metamorfosis
Uno de los escapes clásicos que se asocian con Houdini es 'La
Metamorfosis', que tanto en la época como en el futuro inspiraría múltiples
variantes. El ilusionista era atado e introducido dentro de un saco, a su vez
dentro de un baúl, todo ello era atado y sujetado con candados. Entonces una
ayudante subía encima del baúl, levantaba una cortina y 3, 2, 1… Al instante
siguiente la cortina bajaba mostrando a un Houdini liberado en el lugar que
ocupaba la ayudante.
Entonces se abría el baúl y se desataban todas las cuerdas del saco para
mostrar a la asistente dentro de la caja: ambos se habían intercambiado o
metamorfoseado con el mejor arte de la magia. Este número sigue siendo
espectacular hoy en día cuando se ejecuta con destreza y habilidad. Se cree que
Houdini ejecutó este número más de diez mil veces en toda su carrera.
La ayudante de Houdini en Metamorfosis solía ser Beatrice Rahner, una
joven morena, de pequeña estatura, que acabaría enamorando al mago. Se
convertiría pronto en Bess, su mujer, allá por 1894. Bess le acompañaría durante
el resto de su vida, pero nunca llegaron a tener hijos. Tuvo dos hijos de los
cuales sólo se tiene referencia en los cuadernos de notas de la familia de su
esposa.
Esposas[editar · editar fuente]
Las habilidades de Houdini para liberarse de ataduras con cuerdas,
cadenas con candados y otras situaciones complicadas encantaban al público.
Hizo un largo viaje por Europa de cuatro años, cosechando grandes éxitos y
aumentando así su propia leyenda (también se dijo que pudo haber aprovechado
para ser espía enterándose de secretos rusos y alemanes). De esa época le viene
el sobrenombre de «Rey de las Esposas», que utilizaría durante largo tiempo.
Lo que solía hacer Houdini era presentarse en una ciudad ante el jefe de
la policía local, o en la prisión, junto a un grupo de periodistas. Proponía su
reto, que era publicado en los periódicos y comentado en la ciudad. Luego el
mago era encerrado, atado, o encadenado. Cuando conseguía liberarse, su hazaña
obtenía nueva promoción en la prensa. En cierto modo fue un precursor de la
autopromoción o publicidad: aumentaba y mejoraba la imagen y percepción de sus
hazañas tanto antes como después de haberlas realizado, alcanzando cotas cada
vez más altas.
A veces ofrecía ser examinado desnudo y que probaran en él nuevos
candados, grilletes, esposas o dispositivos fabricados por la gente del lugar.
Marineros, fabricantes de cuerdas, sacos y todo tipo de materiales intentaron
retenerle sin éxito. Uno de los más graves accidentes que sufrió, que casi le
costó la vida, fue al intentar escapar de un gran bidón de cerveza.
Se suele considerar a Houdini el mejor escapista de todos los tiempos y
también precursor de muchas de las hazañas y retos de este tipo. Escapó de
cuerdas, cadenas, camisas de fuerza, todo tipo de esposas, barriles, cajas,
baúles, bidones, bolsas, sacos, ataúdes, jaulas y habitaciones cerradas.
También se dice que escapó de «un monstruo marino», probablemente un calamar
gigante o ballena, de cuyas tripas consiguió salir airoso. El público que le
veía deseaba a la vez que triunfara y que fallara; la sensación de peligro
inminente era poderosa en cada uno de sus números.
Un hermano de Houdini le explicó que la gente parecía emocionarse más
cuando la hazaña se hacía a la vista del público. Con esa premisa algunos de
sus escapes que se convirtieron en clásicos, como el de la camisas de fuerza
(para el que se inspiró en un manicomio), los realizaba a la vista de todos,
otros los hacía en secreto tras una discreta cortina, donde sus ayudantes no
podían entrar, pero tampoco nadie del público podía ver sus técnicas secretas.
En algunos tardaba unos pocos minutos, en los más complejos llegó a tardar más
de una hora.
Técnica[editar · editar fuente]
Aunque sus secretos permanecieron bien guardados, se cree por los libros
que publicó, lo que persistió de su colección personal de trucos y los análisis
de los estudiosos, que en general realizaba sus proezas sin ayuda de personas
allegadas a él, principalmente ocultando ganzúas, llaves y otras herramientas
en los orificios de su cuerpo, por ejemplo tragándose las llaves y
regurgitándolas.
Entrenamiento[editar · editar fuente]
Houdini pronto comenzó a inventar nuevos retos como parte de su
espectáculo en teatros, en su afán por conseguir lo imposible y causar más
sensación. Uno de ellos fue el Bidón de leche, un angosto bidón relleno de agua
en el que era sumergido completamente y del que escapaba tras unas cortinas,
fuera de la vista del público. Se dice que pedía a la gente contener la
respiración tanto como él mientras intentaba escapar (algo que nadie conseguía)
a la par que un gran reloj mostraba el paso de los minutos. La realidad era que
solía escapar al poco de entrar; a veces se sentaba durante un rato a leer el
periódico mientras la orquesta tocaba música para imprimirle mayor emoción al
número. Entonces levantaban la cortina y aparecía Houdini, culminando el
número.
Tanto para este como para otros números Houdini hizo algo que es común
en muchos escapistas y especialistas en retos y proezas físicas: entrenar hasta
el límite. En sus biografías se cuenta que cada día se sumergía en una bañera
de agua llena de bloques de hielo. Con la práctica llegó a ser capaz de
permanecer hasta tres minutos sin respirar. Eso le permitiría enfrentarse a
muchos de los retos mejor preparado que cualquier persona e incluso que algunos
atletas. En general no se considera que esas hazañas sean «trucos» como tales,
sino simplemente el resultado de una fuerza física, habilidad y técnica en
cierto modo «sobrehumanas».
Hay quien dice que una obsesión de Houdini era la muerte. A partir de
cierto momento en su carrera, casi todos sus retos supusieron un enfrentamiento
directo con un riesgo mortífero, un peligro de muerte real que cautivaba al
público, tanto que algunos abandonaban la sala antes de que terminara el
espectáculo. Curiosamente Houdini había tenido un accidente en un río siendo
pequeño, con siete años, y estuvo a punto de perecer ahogado. Es interesante
que muchos de sus retos tengan como protagonista precisamente la inmersión en
agua (bidones, acuarios, ríos) en los que siempre acaba burlando a la muerte.
Otro de sus números más grandiosos fue la Cámara de Tortura China (1912)
un enorme «acuario» donde era sumergido, colgado boca abajo por los pies, y de
donde escapaba al cabo de unos interminables minutos. Lo último que veían los
espectadores, antes de que una cortina lo tapara, era la aterrada cara de
Houdini, sumergido, golpeando el cristal.
La Cámara de Tortura China era muy parecida a la que aparece en la
película, ambientada en la época, El truco final (The Prestige). Es interesante
que aunque en al menos dos largometrajes sobre Houdini el personaje muere
ejecutando ese acto, en realidad el maestro de los escapistas siempre consiguió
superarlo, si bien a veces con lesiones, como alguna fractura de tobillo. Dos
ayudantes blandiendo hachas añadían un poco de dramatismo al momento, estando
preparados junto a la celda de agua para actuar y liberarle en caso de
problemas.
Protección legal de las invenciones[editar · editar fuente]
Este número fue el primero que inventó y que registró con un derecho de
autor. En aquella época los magos empezaban a buscar formas legales de impedir
que otros magos copiaran sus números pues había gran rivalidad entre ellos.
Houdini había pasado cinco años trabajando en su Cámara; se consideraba un
innovador y odiaba a los imitadores. Cuando uno de sus números era copiado o
revendido (como pasó con el Bidón de leche) lo denunciaba ante los tribunales.
También disfrutaba yendo a las exhibiciones de los rivales imitadores para
exponer sus trucos ante el público y dejarlos en ridículo. No deja de ser
curioso que uno de sus números más famosos, la metamorfosis fuera en realidad
original de John Nevil Maskelyne.
Alcanzada la fama de estrella internacional, Houdini fue mejorando sus
números y complicándolos cada vez más, promocionándolos como muestra de coraje
y valor: se tiraba atado desde puentes, era sumergido en cajas cerradas y
siempre emergía victorioso de las heladas aguas. Su madre siempre asistió a sus
más arriesgadas proezas. Cuando ella murió, para Houdini fue un golpe duro.
Madurez y otros intereses[editar · editar fuente]
A medida que pasaban los años, el físico de Houdini no era el mismo que
en su juventud, de modo que tuvo que abandonar algunas de sus proezas. Una de
las últimas que popularizó, y que a más gente congregaba en las ciudades, era
escapar de una camisa de fuerza suspendido boca abajo, colgado de una cuerda,
de una altísima grúa. Lo hizo en Times Square en Nueva York, Washington y en
muchas otras ciudades. Pero la tarea era agotadora y Houdini solía acabar
dolorido, por lo que comenzó a buscar otras salidas artísticas.
Con el tiempo montó un espectáculo propio en Broadway, que promocionaba con
números como la desaparición en el escenario de un elefante. También empezó a
dedicar su tiempo a otras aficiones: quiso ser recordado como uno de los
pioneros de la aviación (que estaba naciendo en aquella época) y en 1910 fue la
primera persona en sobrevolar Australia.
Otras aficiones[editar · editar fuente]
Houdini también rodó varias películas de acción como protagonista, pero
como actor del celuloide no era gran cosa. Esas cintas, que se han podido
recuperar, son buenos documentos gráficos sobre sus escapatorias, aunque la
gente las consideraba a veces «trucos de cámara» y no eran tan efectistas como
el directo. También probó suerte como empresario en la industria del cine, algo
que con el tiempo abandonaría. Escribió algunos libros para el círculo mágico
describiendo su trabajo y completó una vasta biblioteca personal con libros
sobre magia de todas las épocas.
Espiritismo[editar · editar fuente]
La última parte de su carrera la dedicó a una faceta muy especial: ser
el azote de los espiritistas. Los millones de muertos de la Primera Guerra
Mundial, así como los avances en las ciencias, la electricidad y el cambio de
siglo habían producido un resurgimiento de lo paranormal: eran cuestiones poco
entendidas todavía, pero misteriosas y fascinantes para el gran público, que
había perdido recientemente a muchos de sus seres queridos. En salones de
espectáculos médiums y espiritistas hacían su negocio «contactando» con el más
allá.
Houdini nunca había creído en el espiritismo y se mostró especialmente
irritado cuando una médium intentó contactar con el espíritu de su querida
madre, fallecida años antes. Cuando la médium transcribió el «mensaje literal»
que había recibido, Houdini reveló que difícilmente podía ser en verdad su
madre: el mensaje estaba en inglés, mientras que su madre solamente hablaba una
mezcla de alemán, húngaro y yidish; una cruz encabezaba el mensaje, pero su
familia era judía. Indignado, juró entonces convertirse en un cruzado contra el
espiritismo.
Obviamente médiums y espiritistas usaban trucos que difícilmente
escaparían al escrutinio de un mago. Armado con sus conocimientos, y a veces
con disfraces, se presentaba en reuniones para desenmascarar a los fraudes.
Publicó artículos en la revista Scientific American, declaró contra el espiritismo
ante el Congreso, hizo de cazafantasmas y dejó en ridículo a los creyentes de
lo paranormal. Los premios que ofreció a quien demostrara tener habilidades
sobrenaturales nunca fueron otorgados a nadie, pues sus engaños siempre eran
descubiertos por el mago.
Houdini y Sir Arthur Conan Doyle[editar · editar fuente]
De aquella época data su amistad y posterior enfrentamiento con Sir
Arthur Conan Doyle, el creador de Sherlock Holmes. Cuando se conocieron
entablaron una entrañable amistad, pero sus creencias pronto se vieron
enfrentadas: Conan Doyle era un creyente del mundo espiritual y paranormal,
mientras que Houdini se erigió en cruzado contra todo ello. El escritor llegó a
estar convencido de que las habilidades de Houdini eran genuinas, realmente paranormales,
y no meros trucos. Como tantos otros, creía que Houdini era capaz de
desmaterializarse, a pesar de haber visto cómo el mago desenmascaraba los
burdos montajes de los espiritistas como parte de sus espectáculos o le
explicaba en persona algunas de sus técnicas de magia y escapismo.
Houdini y la aviación[editar · editar fuente]
Aunque era un gran mago, su afición por las aeronaves se conoció cuando
hizo su único viaje a Australia; zarparon desde Marsella (Francia) hasta
Melbourne, el avión utilizado fue un Voissin. Doce semanas después de partir
llegaron a su destino, Australia; Houdini quería alcanzar la hazaña de ser la
primera persona en volar en cielos australianos apenas el avión fuera armado al
bajar del barco, pero por problemas técnicos, el mecánico personal de Houdini
tuvo que aplazar la hazaña hasta que las reparaciones fueran completadas.
Pasarían dos semanas hasta que el mecánico de Houdini le diera la autorización
para intentar el vuelo. El 16 de marzo de 1910, todo estaba listo, habían asistido
fotógrafos para presenciar y dar fe de que aquel hecho histórico, Houdini
estaba impaciente, se subió al asiento trasero del avión y se preparó, el
mecánico dio un fuerte giro a la hélice, el motor rugió, y comenzó su recorrido
por la pista y por fin se elevó, describió un gran círculo en el aire y regresó
a tierra para realizar un aterrizaje perfecto. Houdini lo había conseguido, era
el primer hombre que volaba el cielo australiano.
Houdini repitió la hazaña dos veces más, la segunda de ellas rompió un
récord, había permanecido en el aire siete minutos y medio, lo había forzado a
bajar una repentina corriente de aire.
Muerte[editar · editar fuente]
El final de la vida de Houdini se produjo en extrañas circunstancias.
Ello, unido a su reciente lucha contra lo paranormal y un extraño reto que
había planteado para después de su muerte, convirtieron el hecho de su muerte
en algo tan interesante y misterioso como otros aspectos de su propia vida.
Un día de octubre de 1926, en Montreal, unos estudiantes universitarios
se dirigieron a Houdini mientras descansaba tras haber terminado uno de sus
espectáculos. Uno de ellos le retó a recibir unos cuantos golpes en el abdomen,
para comprobar si su resistencia física era tan legendaria como se decía. El
mago aceptó sin miedo. Sin embargo, antes de que pudiera prepararse
adecuadamente, recibió un primer puñetazo muy fuerte de un pelirrojo llamado
William Lances, el cual era la estrella de boxeo de la universidad y del que
apenas se tienen datos; a éste primer golpe siguieron varios más. El mito dice
que si bien Houdini aguantó el envite como un buen actor, estos golpes le
generaron una rotura de apéndice que ya estaba inflamado, por lo que también se
ha de aceptar la posibilidad de que simplemente recibiera los golpes y en los
siguientes días su apendicitis se transformara en peritonitis.
Por su carácter, Houdini quiso seguir trabajando durante los días
siguientes a pesar de padecer fuertes dolores y fiebre. Finalmente sufrió dos
desmayos en una actuación y fue hospitalizado. Tras varios días luchando contra
la enfermedad, pareció rendirse ante lo inevitable. Le dijo a su hermano
Hardeen:
"Estoy cansado de luchar. Creo que esta cosa me va a vencer".
Houdini
En la madrugada del 31 de octubre de 1926, Houdini fallecía a sus 52
años. Los médicos emitieron un informe en el que indicaban una peritonitis como
causa de la muerte. Su apéndice tal vez llevaba días inflamado antes del
incidente con los estudiantes.
El entierro se realizó a los pocos días. Una multitud de dos mil personas
acudió al evento, algo tan multitudinario como algunos de sus números
callejeros.